El verano de Pica Pecosa: Museo de la Minería y la Industria de Asturias (MUMI)


Allá por 2012 escribí una serie de posts en los que hablaba de los sitios que habíamos visitado con la niña, por si andabas por Asturias y alrededores y te apetecía conocerlos o necesitabas ideas de planes con niñ@s.

Este verano pretendo retomar esa sección, y la inauguro con la visita que hicimos al Museo de la Minería y la Industria de Asturias (MUMI):

Te hablé en su momento de lo mucho que nos gustó el Acuario de Gijón (aquí), de la escapada que hicimos a la vecina Cantabria para conocer el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (aquí) y de lo que aprendimos de la vida en la antigua Roma, en la exposición de la Obra Social "La Caixa" "Romanorum Vita. Una historia de Roma" (aquí).

Hoy le toca el turno al Museo de la Minería y la Industria de Asturias, también conocido por sus siglas (MUMI), construido en 1994 en San Vicente, un pueblo cercano a El Entrego y perteneciente al concejo de San Martín del Rey Aurelio.
Lo visitamos el sábado pasado con la niña y las mellizas, de 7 y 12 años respectivamente. Te doy el dato de la edad porque a priori un museo de este tipo puede parecer poco interesante o incluso aburrido para l@s pequeñ@s, pero nada más lejos de la realidad porque para ellas la visita fue una aventura, al igual que para el resto que iban en nuestro grupo.  

El secreto de este éxito es la Mina Imagen, una fiel reproducción de un pozo minero que recorres durante casi una hora acompañado de un guía, quien va explicando y contestando las preguntas sobre las diferentes partes que componen la explotación, la función y la evolución de los sistemas de arranque, extracción y transporte del carbón, las medidas de seguridad colectivas e individuales y las tareas que desempeña cada obrero dentro de su jornada de trabajo.
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Para mí es uno de los principales atractivos del museo porque desde que entras en la jaula (ascensor hidráulico), bajas esos interminables 600 metros (y se aseguran de que así lo sientas porque el viaje dura más de tres minutos), y te pones el casco reglamentario, tienes la sensación de estar en un auténtico pozo minero

Falta la humedad, el frío, la suciedad, el polvo, la oscuridad, los olores y los espacios claustrofóbicos de una explotación real (los mineros que lo han visitado dicen que es un pozo de cinco estrellas), pero con lo que ves allí puedes hacerte una idea bastante realista de lo que es trabajar en una mina. 

Es un recorrido muy sencillo, ameno y entretenido (de hecho, en nuestro grupo había un niño en silla de ruedas que lo hizo sin ninguna dificultad) y que a las chicas no les dio miedo en ningún momento, a pesar de los ruidos que se escuchaban, grabados en pozos en activo para dar más realismo, y la escasa iluminación:
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A la niña lo único que la impresionó fue que a lo largo del recorrido se ven maniquíes vestidos con la ropa de faena, y escenificando diferentes trabajos, que quedan tan realistas que el guía tenía que avisarnos cada vez que íbamos a encontrar uno para no llevarnos un susto.

Una de las cosas que más les gustó fue el recorrido que hicimos en el tren que transporta a los trabajadores hasta los diferentes destinos. La niña decía que era como el tren de la bruja, pero sin bruja, por el traqueteo y los momentos de oscuridad.

Pero no sólo de la Mina Imagen vive el museo, porque las colecciones y otras piezas que hay en las tres plantas de la superficie son también muy valiosas e interesantes y hacen un repaso a los minerales, la cartografía, la topografía, la química, la medicina, los datos, la historia y la evolución de la minería asturiana.

En la planta baja se pueden contemplar maquetas tanto a tamaño real como a escala de las máquinas que se utilizaban para desalojar el agua que inundaba las galerías de las minas y para solucionar los problemas de ventilación dentro de las mismas:

También se puede observar la evolución de los sistemas de transporte del carbón y otros materiales de trabajo, desde las mulas hasta los diferentes modelos de máquinas de vapor. Estas últimas no son reproducciones, sino máquinas en desuso procedentes de diversas minas, rescatadas para la exposición permanente:




Asimismo, también se puede hacer un recorrido por la evolución de la maquinaria empleada en las minas y en las fábricas desde que se consiguiese emplear la fuerza del vapor en ellas:




Otro de los atractivos del museo es la reconstrucción de un laboratorio de materiales de finales del siglo XIX, con las impresionantes instalaciones químicas donde se obtenía el ácido nítrico y otros productos, así como todo lo referente a la industria de explosivos:

En otro apartado de la exposición permanente se encuentra la enfermería minera, inspirada en las enfermerías de minas de Lieres, Figaredo, La Camocha, el Sanatorio Adaro, etc., y donde se diferencian los espacios de consultorio y unidad quirúrgica. 

También hay utillaje médico, modelos anatómicos, patológicos y en general el arsenal terapéutico que constituye un museo de historia de la medicina.

Esta fue la parte que sin duda más nos impresionó a todos, adultos y niños, porque al contemplar las tremendas piezas que componen la colección, la imaginación empieza a funcionar a toda velocidad, pensando en lo que representaba en aquella época tener un accidente en la mina, o simplemente disfrutar del privilegio de ir al médico en unos tiempos en que a veces ni los más pudientes podían acceder a sus servicios:


Otro de los espacios que más nos gustó fue la reproducción de una casa de aseo, que en el MUMI se ha hecho con elementos reales, y donde se transmite, además de la función básica y obvia que tenía esta instalación minera, el papel que ha desempeñado tradicionalmente como centro de reunión social de los mineros:




Te recomiendo absolutamente esta visita, tanto si vas con niñ@s o no, y también que vayas sin prisa (nosotros estuvimos  casi tres horas y no se nos hizo nada largo, entre la visita guiada a la mina imagen y al resto de la exposición), para que te de tiempo a ver tranquilamente todas las cosas que tiene para mostrarte, que son muchas y muy interesantes.

¿Y tu, ya conocías el MUMI? ¿Vas a pasarte por allí este verano?

Sea cual sea tu plan, disfruta!



6 comentarios:

  1. tengo muchas ganas de ir, este verano ibamos a hacer muchas visitas de este tipo, como al de la sidra y el de la prehistoria, pero se nos complico el verano, a ver si en lo que queda podemos... saludines

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    1. Lo bueno que tiene este es que se puede visitar en cualquier época del año, aprovechad y ya me cuentas. Si vas con l@s peques, vigila en la exposición de la evolución de la medicina, la mía quedó traumatizada con unos muñecos con los que hacían prácticas en aquella época porque decía que parecían diabólicos (la verdad que un poco de repelús sí que dan).

      Un beso,
      Sonia

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  2. Ah!!, tampoco puede faltar la visita a la Mina y al poblado de Arnao. Ahí si se entra en una mina de verdad. Muy interesante.

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  3. Visita muy recomendable para el que quiera conocer un poco este mundo. Y sin salir de la Cuenca, también es muy recomendable la visita al Museo del Valle de Samuño y como no, la visita al pozo Sotón. Paquete completo!!!. Por cierto, muy bien la entrada!. Saludos.

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    1. ¡¡Muchas gracias!!

      La visita al Museo del Valle de Samuño la tenemos pendiente porque nos han comentado que está muy interesante.

      Lo de bajar al Sotón yo tengo mis dudas, la mina está en la tierra y por tanto está viva, tiene sus ciclos, sus ritmos y sus movimientos. Llámame tonta, pero me da un poco de miedo porque por mucho mantenimiento que le hagan, si no hay trabajadores que la habitan las 24 horas del día, me da la sensación de que el peligro de derrabes y otros accidentes es mayor.

      Me queda la satisfacción de haber visitado una explotación minera en plena actividad, y saber cómo es realmente ese trabajo y el ambiente en que se desarrolla, fue toda una experiencia ;-)

      Un beso,
      Sonia

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