El post de hoy se lo dedico a la cosa que más entretenimiento le dio a mi hija este verano. Digo cosa porque no es un juguete, aunque se pasó el verano jugando con ella. Es una jaula de hámster que encontramos un día puesta a la basura.
La verdad es que cuando la ví, pensé inmediatamente en un estante o en un cajón para almacenar cosas pequeñas mías o de mi hija. Era como esta, pero con la base amarilla y la rueda roja:
La verdad es que cuando la ví, pensé inmediatamente en un estante o en un cajón para almacenar cosas pequeñas mías o de mi hija. Era como esta, pero con la base amarilla y la rueda roja:
Lo primero que tuve que hacer fue aguantar la cara de deshaucio que me puso mi muy noble y bueno marido, porque el pobre ya no puede con la vida que le doy. Cada vez que pasamos junto a un cubo de basura, como vea un movimiento sospechoso me dice "Nooooooo" con el mismo tono que empleaba yo con la pequeña cuando era bebé. Sólo transige cuando me ve muy desesperada y le pongo la cara de me-va-a-dar-un-algo-y-soy-capaz-de-salir-de-noche-en-bata-y-zapatillas-para-cogerlo-si-no-me-dejas-llevarlo-ahora. Eso fue lo que pasó cuando ví la jaula, porque estaba en muy buen estado. Daba la sensación de que su pobre inquilino no había tenido mucho tiempo para disfrutarla.
Una vez en casa, la desmonté y la eché a lavar en el lavavajillas: la base de plástico por un lado, la jaula propiamente dicha, y la ruedecita donde el bicho habría dado vueltas en sus buenos tiempos, por otro. Que aunque tenía muy buena pinta, no dejaba de ser la casa donde había vivido un bicho, y a mí eso me da mucho repelús.
Una vez limpia y seca, la colgué de la pared para hacer un pequeño y coqueto estante:
Estaba dudando entre dejarla de estante o convertirla en caja para almacenaje, cuando llegó la pequeña e hizo valer sus derechos hereditarios. Esto es, me quitó la jaula porque le pareció lo más para jugar con los Playmobil:
Y así pasamos el verano, yo esperando a que le pasase el subidón de la novedad y abandonase la jaula, y ella dándole nuevas utilidades cada día.
Al final quedó en casa de mi madre. En Navidades iremos a verlos y aprovecharé para hacerme con ella con alevosía y nocturnidad y lo que haga falta, y darme el gusto de convertirla en almacenaje de mis cosas de picosear. Eso siempre que no se me adelante la legítima.
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