Piedras pintadas

Todas las veces que el verano pasado fuimos a la playa, me las pasé recogiendo piedras de esas que se quedan tan redonditas y suaves en la orilla. Había gente que cogía conchas o buscaba cangrejos o percebes o cualquier otra cosa que se pueda encontrar en una playa. Yo me dediqué a las piedras. En cuanto la niña se montaba a caballito en su padre para que la llevase más allá de donde rompían las olas, yo me iba a lo mío.
La inspiración la encontré en estas mariquitas de piedra en Martha Stewart. Las mías quedaron así:
Dibujé las alas, los topos y los ojos con lápiz, y las pinté con pintura acrílica. Para fijar la pintura y que no se desconchase, les dí una capa de barniz. Un truco para la silueta de las alas: las repasé con un pilot negro, así conseguí ese trazo tan nítido y firme:
¿No os parece que quedan muy bonitas?

2 comentarios:

  1. ¡¡Hola Elena!!

    Son mayores que una moneda de 2 euros, y más pequeñas que un huevo kinder. Tengo pendiente una entrada con más piedras pintadas, en la que pondré una foto con algún objeto de referencia, para que os hagáis una idea de su tamaño real :-)

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