Haz fayuelos o crêpes

¡Lunes otra vez! ¿No se os pasa el tiempo volando? A mí sí, no veo los días delante.

Os propongo empezar la semana de una forma muy dulce: comiendo unos fayuelos-frixuelos, filloas o crêpes. Según estés o no en Asturias los llamarás de una u otra forma pero la receta es la misma para todos. 

Esta es la que utiliza el esposo que es quien los hace en casa aunque debo advertir que las cantidades las mide a ojo como mi madre.
INGREDIENTES:
  • 1 huevo.
  • Leche.
  • Harina.
  • Azúcar.
  • Sal.
  • Anís.
Los ingredientes se pueden aumentar proporcionalmente en función del número de fayuelos que se quiera obtener. La cantidad de leche es la que determina lo que se obtendrá finalmente; a más leche, más fayuelos y viceversa.
Nosotros cuando tenemos ganas de ellos tenemos muchas ganas, así que el esposo opta por verter medio litro o un litro de leche en una fuente con tres huevos. La cosa es que debe quedar una pasta más bien líquida, así que es cuestión de ir añadiéndo la harina hasta que veamos que coge la consistencia adecuada.

Repito que estas cantidades son para grandes consumidores pero se puede hacer menos; eso lo marca la cantidad de leche que utilicemos:

Lo que os decía, en esta ocasión el esposo ha vertido un litro de leche en una fuente (1); ha añadido una pizca de sal (2) (luego le ví añadir más porque probó la masa y decía que estaba sosa); a continuación la harina (siempre a ojo) (3) y por último lo ha mezclado todo con la batidora (4):

 
Para freir los fayuelos es suficiente con una cucharada de aceite. Cuando está caliente, se vierte la masa (1), girando la sartén para que quede bien extendida por el fondo (2).
A mí personalmente, me gustan delgados, pero se pueden hacer del grosor que se desee. Hay un punto en que dejan de ser fayuelos y se convierten en tortitas.
En pocos minutos la parte de abajo se fríe (3), momento en que hay que darles vuelta. Cuando tengan este color tan rico (4) por los dos lados se sacan a un plato, se les espolvorea de azúcar, y a disfrutar.
 
Un vaso de leche y a morirse de gusto.
Como todo, en cada casa tienen una receta a cada cuál más rica. Hay quien los rellena con mermelada, con dulce, con nata, con crema pastelera o con compota de manzana, pero da igual qué les eches porque están buenos con lo que sea.

A mí me gustan sin nada, en una mano un fayuelo y en la otra un vaso de leche. Menos mal que sólo nos acordamos de ellos en carnaval (en Asturias es un dulce típico de esa época) porque si no nos poníamos que no entrábamos por las puertas.

Probadlos y ya me contáis.




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