Si después de pasar tantas horas encerrado en tu casa por la cuarentena ya no la reconoces por la cantidad de veces que has cambiado los muebles de sitio, este post es perfecto para tí.
Quizás a estas alturas andar moviendo cosas te sabe a poco. En ese caso, te propongo un reto: ¿Serías capaz de reformar una estancia, pero utilizando los mismos muebles?
Parece una contradicción, conservar para renovar. Nada más lejos de la realidad y para muestra, los muebles de mi salón. Los he transformado pintándolos y empapelándolos, y ahora lucen como si fuesen nuevos:
He de reconocer que para este DIY jugaba con ventaja porque tenía el antecedente de la estantería que pinté para #laniña (aquí). De hecho, inicialmente formaba parte de este conjunto.
Los muebles son de Ikea, de la serie Markor. Los compramos cuando entramos en el piso. Nuestra primera casa, veinteañeros, mucha prisa por vivir juntos. Quién piensa ni le sobra el dinero para decorar. Sólo queríamos un sitio donde poner la tele y un sofá cómodo. Lo del color a día de hoy no lo entiendo porque entre otras cosas, el polvo se ve a kilómetros. Pero eran baratos y funcionales, lo que necesitábamos en ese momento:
Antes de seguir tengo que aclarar que este DIY no ha sido producto del virus, sino que empezó en octubre del año pasado cuando pusimos las persianas. Por qué el arquitecto no las proyectó en su día para cubrir un ventanal de suelo a techo es un misterio que tantos años y una obra después ya no nos interesa, la verdad.
Total que me vine arriba y aproveché para planificar una reforma que ríete tú de la Sagrada Familia. Los obreros instalaron la persiana, mi padre y el #esposo hicieron rozas en la pared y pusieron una cantidad demencial de enchufes (créeme, nunca hay suficientes), convencí al #esposo y a #laniña para pintar de blanco las paredes y el techo, le endosé una estantería a mi suegra para descongestionar el espacio (consejo de la revista El Mueble) y pinté y empapelé los muebles y cambié su distribución.
También me habría gustado cambiar la puerta por una corredera, pero ahí el #esposo se plantó y dijo que nones. Not bad. Aún (sí, aún) quedan algunos detalles, como un sillón para poner un rincón de lectura y una lámpara en el techo. Pero lo más gordo ya está despachado y ahora es cuando nos damos cuenta de que el esfuerzo mereció la pena.
Quizás a estas alturas andar moviendo cosas te sabe a poco. En ese caso, te propongo un reto: ¿Serías capaz de reformar una estancia, pero utilizando los mismos muebles?
Parece una contradicción, conservar para renovar. Nada más lejos de la realidad y para muestra, los muebles de mi salón. Los he transformado pintándolos y empapelándolos, y ahora lucen como si fuesen nuevos:
He de reconocer que para este DIY jugaba con ventaja porque tenía el antecedente de la estantería que pinté para #laniña (aquí). De hecho, inicialmente formaba parte de este conjunto.
Los muebles son de Ikea, de la serie Markor. Los compramos cuando entramos en el piso. Nuestra primera casa, veinteañeros, mucha prisa por vivir juntos. Quién piensa ni le sobra el dinero para decorar. Sólo queríamos un sitio donde poner la tele y un sofá cómodo. Lo del color a día de hoy no lo entiendo porque entre otras cosas, el polvo se ve a kilómetros. Pero eran baratos y funcionales, lo que necesitábamos en ese momento:
Antes de seguir tengo que aclarar que este DIY no ha sido producto del virus, sino que empezó en octubre del año pasado cuando pusimos las persianas. Por qué el arquitecto no las proyectó en su día para cubrir un ventanal de suelo a techo es un misterio que tantos años y una obra después ya no nos interesa, la verdad.
Total que me vine arriba y aproveché para planificar una reforma que ríete tú de la Sagrada Familia. Los obreros instalaron la persiana, mi padre y el #esposo hicieron rozas en la pared y pusieron una cantidad demencial de enchufes (créeme, nunca hay suficientes), convencí al #esposo y a #laniña para pintar de blanco las paredes y el techo, le endosé una estantería a mi suegra para descongestionar el espacio (consejo de la revista El Mueble) y pinté y empapelé los muebles y cambié su distribución.
También me habría gustado cambiar la puerta por una corredera, pero ahí el #esposo se plantó y dijo que nones. Not bad. Aún (sí, aún) quedan algunos detalles, como un sillón para poner un rincón de lectura y una lámpara en el techo. Pero lo más gordo ya está despachado y ahora es cuando nos damos cuenta de que el esfuerzo mereció la pena.
Si te ha picado el gusanillo y te animas a pintar y empapelar tus propios muebles, aquí tienes unos cuantos trucos y consejos:
MATERIALES QUE NECESITARÁS:
- Pintura a la tiza o chalk paint. Mi favorita para este tipo de trabajos porque no hay que lijar la madera antes de usarla. También porque seca rápido, no huele, se limpia con agua y tiene un acabado mate precioso. Esta vez probé la marca "El Taller" por recomendación de Domi, de Dominique Restauración.
- Papel pintado. Volví a confiar en Montse de Modacasa y una vez más su recomendación dio en el clavo. Llevaba una idea muy diferente en cuanto al estilo, pero después de contarle cómo eran los muebles y qué ambiente quería conseguir, me enseñó la colección Orden de Romo y me enamoré.
- Imprimación. Aunque Domi me dijo que esa pintura no necesita, le puse igualmente porque son muebles que sufren mucho trote. Utilicé la Todo Terreno de Beissier, que tampoco huele y se limpia con agua.
- Cola para empapelar. Para este papel Montse me recomendó la cola Benkola de Rayt. La conocí con la estantería de #laniña (aquí) y una vez más sólo puedo decir cosas buenas: se aplica con la brocha, no huele, no mancha, se lava con agua y dura mucho tiempo después de abierta. Nada que ver con el engrudo que tenían que preparar nuestros padres para empapelar.
- Barniz. Para proteger la pintura de golpes, raspones, etc. Para mí el acabado que deja la cera es infinitamente más bonito, pero siendo prácticos la mejor opción para estos muebles es barnizar. Utilicé el mate incoloro para madera de interior Luxens.
- Cera oscura. Después de pintar me pareció que el color quedaba "plano", así que para darle un poco de personalidad apliqué una capa de cera oscura en los marcos de las puertas y en el cajón de la vitrina. Utilicé la cera oscura de La Pajarita.
- Tiradores. Ni una transformación de muebles sin su cambio de tiradores. Los míos son de Zara Home y buscando el enlace acabo de ver otros que me gustan más aún y que conjuntan tan bien que parecerían hechos a medida para mis muebles (poooorca miseria).
- Brochas, cinta de carrocero, papeles para proteger los vidrios de las puertas.
PINTAR Y EMPAPELAR LOS MUEBLES (6 PASOS):
# Paso 1. Desmontar todas las partes que se puedan (ventanas, estantes, tiradores, etc.) y limpiar. Es más fácil y cómodo pintar apoyado sobre una superficie, así que cuantos más elementos puedas sacar de su sitio, mejor. Te ahorras contorsionismos y les das un acabado profesional.
También muy importante, la madera antes de pintarla debe estar limpia. Yo echo amoníaco directamente sobre una bayeta y le doy a todo.
* Truqui con los tornillos, bisagras, tiradores, etc.: guárdalos juntos y marca de dónde es cada uno para que cuando montes de nuevo el mueble no te vuelvas loco ni te falten piezas.
* Truqui para saber dónde va cada cosa cuando vuelves a montar el mueble: yo me conozco y para estas cosas Pepe Viyuela a mi lado es un aficionado. Iba a pintar del mismo color partes de dos muebles diferentes, la receta perfecta para el desastre.
Así que marqué las puertas, las baldas, los cajones y todo lo que desmonté con un papelito pegado con celo. Sólo puse el mueble al que pertenecía la pieza y si iba a la derecha o a la izquierda ("vitrina-dcha.", "tv-izda."). Funciona y no te imaginas qué ahorro de tiempo no tener que andar probando dónde encaja cada cosa.
* Truqui con los vidrios u otras superficies que no vas a tocar: protégelos poniendo papeles de publicidad o de periódico en el centro y pegando cinta de carrocero en los bordes. Es un rollo y parece una pérdida de tiempo, pero cuando toca limpiar lo agradeces infinito:
# Paso 2. Dar una mano de imprimación. La pintura a la tiza o chalk paint tiene la característica de que se agarra a cualquier superficie, sin necesidad de lijar o imprimar previamente. En estos muebles, debido al trote diario que sufren preferí pecar de precavida y les apliqué una mano de imprimación en el exterior (por dentro no les puse, más adelante te cuento el resultado):
(Los guantes son reciclados, como te contaba en este post) |
# Paso 3. Aplicar dos manos de pintura a la tiza en todas las superficies que no va a tapar el papel. Pintando muebles siempre dar dos capas finas antes que una gruesa porque el acabado es más profesional.
He utilizado la pintura El Taller Número 4. Es un gris clarito que tira a azulado y después de seco queda precioso.
Me ha gustado mucho trabajar con ella porque cubre mucho y tiene el punto justo de humedad, ni muy seca ni muy líquida. Esto quiere decir que no he tenido que añadir agua para que ayude a extenderla, lo que hace muy fácil y rápido pintar, y que los brochazos no se noten.
Sólo tengo una cosa negativa que decir de ella, y es que me encontraba pequeños grumos de yeso que al extenderlos con la brocha dejaban un rastro más oscuro. No suponían un gran problema porque se solucionaba pasando la brocha varias veces por encima y terminaban por integrarse con el color, pero era un incordio.
También debo decir que donde no puse imprimación previa (en el fondo del mueble de la tele y en las baldas), la pintura no agarró. Hice la prueba rascando con la uña y se saltó. Pero tengo la duda de si será por la pintura o más bien por el mueble, porque me pasó lo mismo con la estantería de #laniña. Quiero probarlo con otro tipo de superficie para saber seguro si la pintura necesita o no imprimación previa.
Eso sí, después de aplicar el barniz quedó dura y sigue impecable después de varios meses de uso, con lo que eso implica de roces y golpes. Y el color no me canso de mirarlo.
* Truqui con las baldas: no pintar los bordes. La pintura a la tiza añade unos milímetros de espesor. Si a esto sumamos que los laterales donde van a encajar llevarán un papel pintado, que también añade lo poquito suyo, podemos encontrarnos con que las baldas no caben. Así que mejor pintar sólo la superficie que va a quedar a la vista.
# Paso 4. Aplicar barniz incoloro sobre la pintura a la tiza. Para protegerla de golpes, arañazos, etc. Aquí digo de nuevo que vale más dar dos capas finas que una gruesa.
# Paso 5. Empapelar los laterales interiores de los muebles. Lo dejamos para lo último para que el papel no se estropee con la pintura o el barniz. La cola no tiene problema porque no mancha, si cae en una zona pintada se retira con un paño seco y listo.
Para empapelar hay que armarse de paciencia e ir poco a poco:
1. Observa tu mueble y piensa qué partes quieres cubrir.
2. Intenta cortar lo menos posible porque así no tendrás que romperte la cabeza para "casar" los dibujos. Esto significa que por ejemplo en las esquinas, dobles el papel en lugar de cortarlo. Es incómodo, pero queda más bonito si se ve continuo:
3. Mide la superficie que vas a empapelar (largo y ancho) para saber cuánto papel necesitas. Añade 2 cm. a todas las medidas para no quedarte escaso.
4. Extiende la cola con la brocha a trozos, en lugar de encolarlo todo de una vez. Si vas por partes no se secará y echarás sólo la cantidad que necesitas en cada momento:
5. Al empapelar, en lugar de hacer coincidir el borde del papel con los bordes del mueble, deja sin pegar esos 2 cm. de margen que habías cortado. Este truco me lo contó Montse y es muy bueno porque tanto las paredes como los muebles pueden tener algún ángulo torcido. De esta forma te aseguras que el papel queda bien centrado porque no te guías por los bordes. Una vez seco, cortas el sobrante con un cúter:
Hay que ir con paciencia, extendiendo la cola, poniendo el papel encima poco a poco con el paño y así sucesivamente:
* Truqui para marcar los agujeros donde irán los soportes para las baldas y las bisagras: una ventaja de los muebles de Ikea es que tienen agujeros en el interior para cambiar la altura de las baldas según se necesite.
Al empapelar tuve que sacrificar esa posibilidad y dejarlas fijas, así que calculé dónde irían e hice los agujeros en el papel antes de pegarlo. Así sabes exactamente dónde tienes que perforar, porque en el momento en que seca la cola es difícil notar el agujero en la madera debajo del papel.
Para evitar que se cerrasen con la cola metí encuadernadores dentro:
* Truqui para pasar el papel por detrás de una balda: tenía una fija en el medio de la vitrina. No estaba pegada a la trasera, así que corté el borde inferior de la tira de papel a una altura que quedaba tapado por la propia balda. De esta forma hace el efecto óptico de que en la parte de atrás del mueble es un papel continuo de arriba a abajo (cuando en realidad lo es de derecha a izquierda):
6. Cuando tengas que empalmar una tira papel con la siguiente, asegúrate de que el dibujo "casa" o encaja. En los papeles con dibujos estos quedan cortados en los bordes, y para hacer el efecto de continuidad hay que buscar en la tira que pondrás al lado, el trozo de dibujo que encaja con el que quedó partido.
Esto significa que vas a desperdiciar un trozo de papel porque donde te coincide el dibujo seguramente estará unos centímetros más abajo del borde superior de la tira, así que tendrás que cortar ese sobrante (aquí recuerda también dejar esos 2 cm. que luego cortarás con el cúter).
En los papeles lisos obviamente esto no pasa. Los profesionales ya lo tienen en cuenta cuando te venden los rollos para que no te quedes corto:
* Truqui para escoger el papel pintado: yo recomiendo los papeles pintados de tejido no tejido (TNT). Tienen un fondo de celulosa o fibras textiles, algo así como una mezcla de tela y papel en capas que no se deshace.
Son caros, pero es muy fácil trabajar con ellos por las siguientes características:
- No salen burbujas. Puedo asegurar que hasta el momento toda la (larga) experiencia que he tenido con este tipo de papeles no me ha salido nunca una sola burbuja. Ni una. Palabra. Y te recuerdo que este no es un post patrocinado (y aunque lo fuese tampoco te iba a mentir, pero lo que quiero decir es que nadie me paga o me regala nada por dar una opinión positiva).
- Las arrugas se alisan fácilmente pasando un paño por encima. Garantizado.
- Tema cola: se pone en la superficie que vas a empapelar, no en el papel. Esto es una alegría por varias razones: el papel no se pega uno a otro ni pesa (lo cual si estás subido en lo alto de una escalera se agradece), y una vez pegado puedes pegarlo y despegarlo las veces que lo necesites. Mientras la cola esté húmeda puedes hacer lo que te apetezca, que no se inmuta.
- Son muy resistentes: te aseguro que valen cada euro de los muchos que cuestan. Son duros como piedras. Empapelando la trasera del mueble de la tele le hice muchas perrerías y aún así se comportó de forma impecable.
Me empeñé en poner una tira enteriza de papel desde un lateral hasta el otro, pasando por detrás de dos divisiones verticales, y lo conseguí. Estas quedaban a unos 2 cm. del fondo, lo que me obligó a doblarlo y estrujarlo hasta tal punto que pensé que iba a tener que acabar tirando el mueble.
Pero qué va. Iba poniendo cola en la madera, extendía el papel encima, lo alisaba con el paño y las arrugas desaparecían y se quedaba pegado como si no hubiese pasado nada. Sabía que este papel era resistente, pero después de esto me demostró que es casi indestructible.
# Paso 6 (y último). Poner los tiradores. Siempre digo que solamente cambiándolos un mueble parece otro. Los del cajón de la vitrina eran de concha, lo que significa que tenía dos agujeros a cada lado. Tapé con resina el que me sobraba, pinté encima y listo:
Puse unos de cerámica blanca de Zara Home. Los escogí por el color, que combina con las líneas del papel; el tornillo que lleva en el centro es del mismo metal que las bisagras, y las formas onduladas contrastan con las figuras geométricas:
Todo lo que he resumido en este post me llevó varias semanas hacerlo porque no podía dedicarme a tiempo completo. Vivimos con los muebles atravesados por el salón una buena temporada, y luego otra con ellos repartidos por la casa mientras pintábamos.
En aquel momento pensábamos que íbamos a volvernos locos, pero ahora mismo me alegro muchísimo de haberlo hecho porque ha quedado espectacular, no parece la misma habitación.
Me queda enseñarte otro mueble que transformé al mismo tiempo que estos, pero lo dejo para otro post porque si no, esto se hace interminable.
Espero que hayas pasado un rato agradable leyendo y que te haya servido para evadirte unos minutos de la realidad tan extraña que nos está tocando vivir estos días. Solamente puedo darte ánimos y decirte que todo va a salir bien.
Me empeñé en poner una tira enteriza de papel desde un lateral hasta el otro, pasando por detrás de dos divisiones verticales, y lo conseguí. Estas quedaban a unos 2 cm. del fondo, lo que me obligó a doblarlo y estrujarlo hasta tal punto que pensé que iba a tener que acabar tirando el mueble.
Pero qué va. Iba poniendo cola en la madera, extendía el papel encima, lo alisaba con el paño y las arrugas desaparecían y se quedaba pegado como si no hubiese pasado nada. Sabía que este papel era resistente, pero después de esto me demostró que es casi indestructible.
Para empapelar la trasera fue más cómodo tumbar el mueble |
# Paso 6 (y último). Poner los tiradores. Siempre digo que solamente cambiándolos un mueble parece otro. Los del cajón de la vitrina eran de concha, lo que significa que tenía dos agujeros a cada lado. Tapé con resina el que me sobraba, pinté encima y listo:
Puse unos de cerámica blanca de Zara Home. Los escogí por el color, que combina con las líneas del papel; el tornillo que lleva en el centro es del mismo metal que las bisagras, y las formas onduladas contrastan con las figuras geométricas:
En aquel momento pensábamos que íbamos a volvernos locos, pero ahora mismo me alegro muchísimo de haberlo hecho porque ha quedado espectacular, no parece la misma habitación.
Me queda enseñarte otro mueble que transformé al mismo tiempo que estos, pero lo dejo para otro post porque si no, esto se hace interminable.
Espero que hayas pasado un rato agradable leyendo y que te haya servido para evadirte unos minutos de la realidad tan extraña que nos está tocando vivir estos días. Solamente puedo darte ánimos y decirte que todo va a salir bien.
P.D.1: Este post no está patrocinado por Pinturas El Taller,
Dominique Restauración, Modacasa, Pinturas La Pajarita, Zara Home, Ikea ni
Leroy Merlin. Pero ya sabes lo que siempre digo, mi puerta está
abierta...
P.D.2: Felicidades a todos los padres y a los José, Pepe, Josefina, María José, etc.
P.D.2: Felicidades a todos los padres y a los José, Pepe, Josefina, María José, etc.
Super molones los cambios... es un buen momento para hacer todo eso que tenías en mente... a mi algunas ideas, me faltan materiales, pero me voy apañando... jjj... espero que esteis bien, saludines
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias Patry!!
EliminarA mí la cuarentena me está sirviendo para grabar vídeos de los DIY más populares del blog. Antes no tenía tiempo y estos días aprovecho para sacarlos adelante.
Lo importante es mantenerse ocupados (pero sin estresarse), y así además de dar salida a la creatividad se nos pasa más rápido.
Espero que tú y toda tu familia estéis bien. Nosotros sin volvernos locos, que ya es un logro ;-D
Un besazo,
Sonia
Un resultado espectacular, queda chulisimo!
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!!
EliminarMe costó empezar porque no encontraba un color que me convenciese. Quería algo claro que no fuese blanco y este gris azulado es muy bonito. Y el papel fue un flechazo, me parece súper diferente y elegante.
Increíble que sólo con pintura y papel haya dado ese cambio. Estoy súper contenta porque era algo que quería comprobar, si sería capaz de hacer todo el proceso y veo que el esfuerzo ha merecido la pena.
Un besazo,
Sonia
Qué bonitos han quedado! Hay algún truco para sacar el cajón de abajo de la vitrina? Lo estoy intentando pero no hay manera, uff...
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