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19 de marzo de 2015

Feliz día, papá


La entrada de hoy va dedicada al esposo porque además de esposo es padre y hoy es su día y el de todos los demás por lo menos aquí en España.
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Pero esta va por el mío, por el que tengo en casa desde hace seis años, ya va para siete. Hoy no está aquí para gran disgusto de la niña porque le ha hecho unas cuantas cosas en el colegio y no va a poder dárselas hasta el sábado, como ella misma se encargó de restregárselo mientras le acompañaba haciendo la maleta para que de paso metiese el sentimiento de culpa doblado entre el pijama y las camisas. 

Porque este padre nuestro es de los que se muere por su prole aunque intente disimularlo debajo de una capa de disciplina castrense y rigor científico. A poco que rasques sale el padrazo en que se convierte cuando la niña sale a recibirle a grito pelado según entra por la puerta. 

Lo suyo fue amor a primera vista desde que se conocieron en el hospital. Le pesa a este buen padre no haber podido estar presente cuando ella nació pero las cesáreas es lo que tienen. Imagínense si les llevan a una habitación y les enseñan una cosa roja y gritona dentro de una caja de plástico transparente y les dicen que es suya y que tienen que llevársela a su casa. Como quien va al súper y carga la compra en el coche.

Cuando fue a verme a la sala de reanimación y yo le pregunté si la había visto y si la había cogido y si estaba bien y si era guapa y si tenía todos los dedos de los pies y de las manos (...) el hombre sólo acertaba a decir "es... es... una niña". Claro que es una niña, eso ya lo sabíamos desde la segunda ecografía, pero dame detalles que yo cuando salió no estaba en este mundo.

También he de decir que para no haber sido padre antes se le está dando genial y eso que el esposo es de los que leen el manual de instrucciones antes de lanzarse destornillador en mano como hace quien esto escribe, que se acuerda de mirarlo después de un rato de lucha.

Pues con la niña igual. Pensaba desde su bendita ignorancia que para criarla sólo había que aplicar la lógica y que ella encajaría entre nosotros como la sillita del coche en el isofix, el cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje y la barra lateral de la cuna que subía y bajaba.

Luego ella se encargó personalmente de vapulear su fe en los procesos y en los horarios y en el método hipotético deductivo y en el sistema binario cuando le tocó pelear con aquella criatura que no dejaba de llorar ni de noche ni de día ni en brazos ni en el carrito ni en nuestra cama ni en el coche ni pasando por el empedrado de las aceras ni bañándola con el agua donde habías hervido una lechuga (verídico), que se cagaba hasta las cejas (literalmente) justo cuando después de una hora y cuarto preparándonos (no miento) conseguíamos salir por la puerta y que había invadido la casa con una tonelada de artilugios y juguetes.

En esas y en otras muchas batallas más se curtió este aguerrido padre, que a fuerza de batirse el cobre con las dos locas de la casa (imagínense cómo andaría yo) consiguió que la niña fuese a la guardería, que a los dos años aprendiese a cambiar la opción del idioma de los dibujos animados con el mando de la tele, que le pida que le cuente la historia del principio de Arquímedes mientras la baña por las noches, que coma comida china, que se vista y se peine sola, que aprendiese a nadar, que recoja los juguetes, que le guste ver los programas del canal Discovery, que le diga qué ha aprendido nuevo ese día, que cuente chistes y que gaste bromas y lo más importante de todo, consiguió convertirnos en una familia. Queda soltarse a andar en bici sin ruedines y patinar.

Es por todas esas cosas y los millones más que me dejo en el tintero que el día de hoy se lo dedico al esposo. Al mejor padre que conozco y al mejor padre que ni en mis mejores sueños mi hija podría tener. Espero que algún día llegue a tener conciencia de lo afortunada que ha sido por compartir su infancia con este señor, lo afortunadas que hemos sido las dos por vivir este tiempo con él.

Gracias papá, muchas gracias por todo y por tantas cosas.




2 comentarios:

  1. sabes que me solto mi esposo cuando le pregunte como era la pequeña?? (lo mio fue parto normal, pero como se hizo caquita dentro, no me la dejaron hasta que la limpiaron y vieron que respiraba bien), pues me solto... es fea y verde... Lo del tuyo es mejor... jjj... Estos papas se merecen todo y mas... ole por tu esposo, y esa niña que lo tiene como padre... saludines

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  2. ¡¡Patry el tuyo es total!! Estos hombres nuestros no saben lo que en esos momentos se agradece un mentira piadosa, pero no nos queda más remedio que quererlos porque son los mejores

    Un beso para vosotros también y que paséis un feliz día,
    Sonia

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