Hace tiempo vi en una tienda una camiseta de rayas blancas y azul marino de manga larga con dos cremalleras en los hombros.
Ya digo que la vi y me gustó. Más que gustarme, me encantó. Tanto, que entré para probármela y seguramente para comprarla. Yo en esto voy a lo seguro y cuando veo algo que me gusta a la primera lo pruebo y si encima me queda bien me lo llevo para mi casa. Matemático. Paso uno, paso dos. Que lo dejo pasar y luego no encuentro nada igual, y encima no soy capaz de sacármelo de la cabeza.
Total que entré, la probé, me encantó, le pregunté a la dependienta que cuánto, ella me dijo 100 euros, yo contesté que muy bien, me la quité y salí a la calle sin ella.
No pongo en duda que valiese ese dinero y más, pero a mí pagar eso por una camiseta me da cosa. Vértigo. Repelús. Mucha cosa. Si llega a ser para la niña o para el esposo ni lo pienso, me voy para casa feliz porque es para ellos.
Pero tratándose de mí es distinto. Empiezo a calcular las ocasiones que tendré para ponerlo, dividido por lo que me ha costado, y le resto el porcentaje del tiempo que me durará y que me cansaré de ello y con lo que me ha costado y lo tengo ahí sin sacarlo del armario y no me salen las cuentas.
Y para acabar de rematar pienso que seguro que en el imperio Inditex tienen algo parecido.
Pero tratándose de mí es distinto. Empiezo a calcular las ocasiones que tendré para ponerlo, dividido por lo que me ha costado, y le resto el porcentaje del tiempo que me durará y que me cansaré de ello y con lo que me ha costado y lo tengo ahí sin sacarlo del armario y no me salen las cuentas.
Y para acabar de rematar pienso que seguro que en el imperio Inditex tienen algo parecido.
Efectivamente, tiempo después encontré la misma camiseta de rayas blancas y azul marino y manga larga en Zara. No tenía las cremalleras y de la confección y el tejido y todo eso ni hablamos, pero según la vi en la percha supe lo que iba a hacerle:
Compré dos cremalleras, aunque al final sólo le puse una abriendo la costura del cuello porque me daba miedo cortar al otro lado y luego no saber rematarlo bien.
Pero os puedo asegurar que esta mitad es exacta y clavadita a la de la otra camiseta. Y en el capítulo de lo personal he decir que me llena de orgullo y satisfacción que la primera cremallera que pongo en mi vida me haya quedado tan bien (lo que no puedo contar es el tiempo que me llevó):
Pero os puedo asegurar que esta mitad es exacta y clavadita a la de la otra camiseta. Y en el capítulo de lo personal he decir que me llena de orgullo y satisfacción que la primera cremallera que pongo en mi vida me haya quedado tan bien (lo que no puedo contar es el tiempo que me llevó):
Luego lo veo aquí y pienso que si al final me hubiese lanzado y la hubiese comprado me estaría dando cabezazos contra las paredes.
Seguro que más de un@ habéis pensado en más de una ocasión eso de eso mismo lo hago yo en mi casa y nadie sabe si lo he hecho yo o lo he comprado. Fijo. Esta es la prueba vivente.
¡Mañana viernes!
Me encanta lo que haces y como lo cuentas. Gracias.
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!! Siempre tengo miedo de aburriros con mis historias, que a veces empiezo a contar algo, me enrollo y acabo a 1000 km. de donde quería llegar ;-D
EliminarUn besazo,
Sonia
Lo único que.... piensa más en ti, no puede ser que para el resto de la família no te de repelús y para ti si... Aunque a mi también me daría repelús sobretodo si fuera una camiseta hecha en la Índia, China, Pakistán, pero si es una camiseta hecha en la UE, me da algo más de garantía y compensa el precio (porque detrás espero un sueldo justo a quien lo ha cosido). A parte de esto, enhorabuena por el resultado, te ha quedado fetén!
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias Alba!! Yo creo que lo que nos ocurre a las madres es que siempre ponemos a toda la familia por delante, y claro, cuando llega nuestro turno no nos decidimos ;-)
EliminarMuy cierto pensar qué hay detrás de cada prenda, aparte del precio. Con un poquito de cada un@ podemos hacer mucho.
Un beso,
Sonia