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5 de febrero de 2013

Una diadema con corazón de fieltro

Últimamente me da por las diademas. No sé si es porque me parecían tan difíciles de hacer, que una vez que he hecho una y he visto que no es para tanto, me he lanzado, o porque así me quito andar de tienda en tienda y de mercería en mercería, o porque me hace ilusión que mi hija vaya perfectamente conjuntada, el caso es que no paro. Es todo uno, abrir el armario de mi heredera universal, y ponerles ojitos a los vestidos huérfanos de tocado.
Esta vez le tocó a uno azul, con un género (mi madre llama así a la tela) que me encanta por lo suave y calentito que es. Y no me compliqué mucho, copié esta de cerezas que ya os había enseñado, y a correr:
La base es la misma, dos círculos concéntricos de fieltro con otros pequeños alrededor formando una blonda. En el centro puse un corazón de fieltro también al que le metí guata para darle un poco de vidilla.

Viéndola así quizás pide un lazo o unos botones pero no voy a tocarla, uno porque mi hija lleva fatal que le cambie las cosas, un día que tenga más tiempo os cuento los múltiples contratiempos que eso introduce en mi vida y dos, porque me temo que con tanto peso se le caiga de la cabeza directamente.

Lo único que espero, que cuando sea mayor y vea estas fotos no se muera de la vergüenza de cómo la sacaba a la calle, como me pasa a mí cuando miro algunas de cuando me tocó lo mío.


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